sábado, 29 de noviembre de 2008

VISITANTES DE DORMITORIO

Hoy les presento un relato que escribí hace unos cuantos meses, y que publiqué en otro blog.
Es sobre una historia real.
Espero que les guste.

LOS VISITANTES

La despareja y resbaladiza vereda reflejaba pálidas luces rojas, verdes, doradas.
Los pequeños adoquines redondeados, húmedos de la casi eterna llovizna se deslizaban bajo mi mirada.
Los veía pasar, prestaba atención a cada declive, cada pequeña cresta, a las redondeces peligrosas…

Al tiempo que vigilaba cada centímetro de la inclinada y estrecha veredita por la que caminaba, escuchaba el tenue sonido de los pasos de mi acompañante.
Sus elegantes zapatos, su delicado andar, la inigualable cadencia de la mujer porteña.

Buscábamos un lugar en las cercanías de la Grand Place, donde tomar un café y continuar con la charla.
Hacia días que nos veíamos esporádicamente, siempre en torno a la común ocupación profesional: Ella tenía un local con su marido belga en una galería muy conocida a pocos pasos de la Plaza. Vendían bijoux, accesorios y una variada gama de objetos por el estilo.

Ya no recuerdo como comenzó esta amistad, pero hubo un tiempo en que conversamos mucho, de variados temas.
Aquella noche ella tenía algo más de tiempo, así que me preguntó si tenía ganas de tomar algo por ahí cerca. Y allí íbamos.
Quería contarme una historia que a muy pocas personas había confiado.

Algo que le pesaba mucho, que la había marcado.

En todas las ocasiones en que hablamos anteriormente, ella fue sabiendo que podía tener confianza en mí.
Vio que sabía escuchar, que no me sorprenderían las historias extrañas e inusuales. Es más, yo también tenía algunas en mi haber.
Las finísimas y pequeñas gotitas caían de manera incesante.

El frío del invierno belga se filtraba desde abajo, desde aquellos pequeños adoquines desparejos.
Casi nadie transitaba por las callejuelas de la parte más antigua de la ciudad.
Finalmente, una esquina más iluminada, un gran cartel de Stella Artois, y allí estaba el bar que buscábamos.

Cuando íbamos por el segundo café, comenzó el relato.

Cuando era niña vivían con su madre y una hermanita, en la zona de San Isidro.
Habitaban una casa bastante amplia, con un gran jardín detrás, pileta de natación, árboles y muchas flores.
En el momento en que sucedieron los hechos que me contaba, ella tendría unos doce años, su hermana diez.
Dormían las dos en la misma habitación, y su mamá en una contigua.
Había un pasillo que unía los ambientes, con grandes ventanas que daban a la parte trasera, con una amplia vista del jardín.

Una noche sintió algo extraño que la despertó con mucho sobresalto.
Algo o alguien tiraba de sus pies, como queriendo arrastrarla fuera de la cama.
En medio de una extraña luminosidad que no sabia bien de donde venia, unos pequeños seres la rodeaban. Uno de ellos tiraba de sus pies.
Comenzó a gritar y a debatirse con fuerza. Ante semejante resistencia desaparecieron, como pasando a través de las paredes.
Su hermana también había despertado, de modo que ahora las dos gritaban al unísono.

Se fueron corriendo a la habitación de la mamá, que alarmada las encontró en mitad del pasillo.
Cuando contaron lo que había pasado las consoló, diciéndoles que debía haber sido una fea pesadilla.
Se quedaron con ella tratando de tranquilizarse, para poder al fin dormir.
Pero cuando la calma había vuelto y estaban todas casi dormidas, estos extraños personajes volvieron a aparecer.

Ahora también la mamá fue testigo de la extraña aparición.

Ya no eran solo las pequeñas que gritaban horrorizadas ante el fenómeno.
Los visitantes volvieron a desaparecer.

Esta vez las tres se levantaron corriendo, con la intención de salir de la casa, aunque sea en piyama.
Y entonces asistieron a un espectaculo aún más sorprendente, que se desarrollaba en el jardín.

Casi en el centro del terreno había aparecido una especie de forma ovoidal, ligeramente suspendida en el aire, de donde emanaba una luminosidad poderosa, de un color blanquecino por momentos algo amarillento. Hacía que todo se pudiera ver como en pleno día.

En el borde de la piscina, una enigmática figura estaba como arrodillada, mirando el agua.
Era de un tipo absolutamente diferente a los seres que se habían presentado en las habitaciones.

Era aparentemente muy alto, su color parecía ser negro. Como si toda la figura fuera del mismo color.
No supo explicarme si se trataba del color de sus vestiduras, ni siquiera reparó en el detalle.

Solo sabe que vio algo o alguien de aspecto antropomorfo, en esa extraña posición.

Pero lo que más recordaba con evidente horror, era que ese ser o cosa parecía no tener cabeza.

Unos segundos después, según creía ella, los tres pequeños seres del principio aparecieron en el jardín y siguiendo al oscuro se dirigieron hacia la luz.
Y desaparecieron en ella, como si ese pequeño objeto fuera una especie de puerta.

Acto seguido, la luz se elevo a velocidad asombrosa y desapareció.
La oscuridad volvió, contrariamente al sueño y la calma, dado que las tres quedaron tan horrorizadas y perturbadas que ya no pudieron hacer otra cosa más que hablar de lo que habían vivido hasta el amanecer.

Aquí, mi amiga hizo una pausa.

Esta vez pidió una cerveza de estas buenísimas que hay en Bélgica. Yo hice lo mismo, tenía seca la garganta.

El epílogo de la historia, para ella, llegó al atardecer de aquel día.

A pesar del cansancio, fue a la escuela, como siempre.
Y cuando volvía, caminando por la vereda, se encontró al vecino que estaba por entrar el coche en su casa.

Cuando la vio, la saludo con una broma:
_Hola, podrían haber invitado anoche, parece que estaban de fiesta, no?

Perpleja le dijo que no era así y además, ¿Cómo se le había ocurrido aquello?

Subiéndose al coche después de abrir el portón, el muchacho le respondió:
_Dale, si había una iluminación como si fuera la cancha de River, era una flor de fiesta. Sin música, eso si…

Evidentemente, esto confirmaba que no habían soñado ni que habían tenido una alucinación colectiva.

Pero de todos modos, desde aquella noche, estas imágenes al volver a su mente le producían una sensación de desasosiego. Quería creer que había sido solo una alucinación o como quiera que se llame esto, pero ahí estaba el vecino para plantearle la duda.

Luego, soñó muchas veces con esos horribles personajes que trataban de llevársela quien sabe donde y para que.

Sabe que eso no pudo ser porque resistió.
Esto es lo que me decía cuando la acompañe hasta la casa, no lejos de aquel bar.

Siempre hay que resistir.

Es lo único que a veces podemos hacer.
Resistir.

La mayor parte de las personas están convencidas de que estas cosas no existen.
Se puede buscar todo tipo de explicaciones sicológicas.
Tratar de no perder eso que llamamos racionalidad.

Esta bien que así sea.

Pero hay algo que me dice que solo con eso no explicamos la realidad.
El mundo, se me ocurre ahora después de haber vivido tantas cosas poco explicables, no es lo que pensamos…
Es mucho más.

Y aquí va una frase de Pauwels, autor junto a J. Bergier de un libro que me apasionó alguna vez en mi juventud:
“Las inteligencias son como los paracaídas: solo funcionan cuando están abiertas…”

En fin.

De todos modos, es una linda historia para contar por las noches, alrededor de una mesa y con una copa de vino cerca.
Porque estas historias son necesarias.
Como decía C. G. Jung de una buena historia de fantasmas…



Un saludo a todos, y no se olviden de pasar por mi otro blog, Fotos Raras.

sábado, 22 de noviembre de 2008

MEDUSAS DEL ESPACIO

Para comenzar este Blog, quiero publicar un extracto de un libro titulado LOS GRANDES ENIGMAS DEL CIELO Y DE LA TIERRA.
Sus autores son Alejandro Vignati y Andreas Faber Kaiser.
Las reseñas biográficas de estos dos prestigiosos periodistas están al final del artículo.
Cuando hace unos pocos días leí por primera vez este capitulo, quede fascinado.
Mas allá de ciertos anacronismos (el libro fue publicado por primera vez en 1973), lo importante para mi son los conceptos que en el aparecen.
Es un punto de vista muy interesante y creo que vale la pena volverlo a leer.

El ejemplar que poseo lo compré en un puesto de libros usados en alguna plaza de Buenos Aires.
Fue publicado por la editorial A.T.E. de Barcelona, y la edición, como ya comenté anteriormente, es del año 1973.
El capitulo que les presento ahora es el numero 3.
Su titulo:

LAS INCREIBLES MEDUSAS DEL ESPACIO.

Mucho se ha hablado y escrito acerca de los “foo-fighters” que persiguieron y molestaron a los aviadores aliados y alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Eran bolas o esferas tenues, luminosas, que se comportaban curiosamente como animales juguetones. Esta hipótesis -forma viviente o criaturas animadas, originarias de atmósferas rarificadas o posiblemente del mismo espacio- fue considerada excesivamente audaz por unos, francamente ridícula por otros. ¿Cuál era entonces la solución más autentica, el grado más alto de veracidad?
La posibilidad de “criaturas atmosféricas”, sin embargo, más allá de la fantasía, no carecía en absoluto de lógica. Es mas, aplicada a la extrañas luces de fuego, encajaba perfectamente dentro de la explicación racional.
Todo comenzó cuando un biólogo de primerísimo nivel en la Base Aérea de Wright-Paterson, en Dayton, Ohio, cuartel general de la USAF ( Fuerza Aérea de los Estados Unidos), al explorar las regiones mas profundas de los océanos, halló abundante vida luminosa adaptada a las grandes presiones.
Cualquiera que fuese el lugar de la Tierra explorado, siempre se ha descubierto alguna forma de vida, no catalogada por la ciencia.
Fue así que el citado biólogo aventuró la hipótesis de que estos “Foo-fighters” fuesen “criaturas del espacio”, una forma de vida totalmente nueva y desconocida para el hombre, que podría alimentarse de pura energía y, sobre todo, adaptada a sobrevivir en la alta atmósfera como medio ambiental.
De ser así, y considerando que la aparición de estas “extrañas luces de la noche” a lo largo de la historia han sido esporádicas y muy raras, la pregunta adquiere ribetes muy diferentes: ¿Por qué están apareciendo en enormes cantidades después de la Segunda Guerra Mundial?

Los animales atmosféricos

“Cuando al arrojar una piedra en un estanque, el agua se agita-afirma el biólogo citado-se observa como los animales acuáticos de cualquier tipo se mueven asustados en todas direcciones. Pero, inmediatamente, antes de que las ondas se desvanezcan en el estanque, vuelven al lugar de donde huyeron e investigan curiosamente. Es probable que los hechos acaecidos en la Tierra, explosiones atómicas, lanzamientos de cohetes hacia el espacio exterior, etc., hayan actuado como la piedra arrojada en el estanque. Pueden haber creado disturbios en la estratosfera, provocando el mismo movimiento ondular que se produce en el agua, pero en este caso, dentro de la estructura espacial. Y los animales del espacio, quizás, estén bajando para investigar.”
Esta creencia de “animales atmosféricos” es muy antigua y ha sido referida por algunos historiadores.
Estos conceptos fueron, en algunas culturas, parte de una creencia en la existencia de entidades no-humanas que habitan en regiones más allá de los límites conocidos por nuestros sentidos, pero que ocasionalmente, penetran en nuestro nivel vibratorio. Ejemplo de esto lo constituyen los elementos atmosféricos o “silfos”, las “marutes” de la India y toda la variedad de los llamados “espíritus naturales”, de los cuales se decía que “vivían en el aire”.
Uno de los más consecuentes defensores de esta teoría animal, o “medusas del espacio” es John Bessor, de St. Thomas, Pennsylvania.
Las sugerencias de Bessor a la USAF hablaban de cierta clase (denominada “jellyfish”) de “peces gelatinosos”; algo así como medusas de los espacios estelares. Al respecto, el conocido científico aclaraba: “Afirmo que los “ foo-fighters” son una forma animal espacial, o criatura de una sustancia altamente atenuada, capaz de materializarse y desmaterializarse, cuya propulsión es una especie de energía telecinética.”
Ahora bien, si los océanos de nuestra tierra bullen de variedades de seres vivientes, ya sean grandes o pequeños, ¿no seria lógico suponer que el océano de nuestro cielo tuviese abundancia de diversas formas de vida, igualmente grandes o pequeñas, de estructuras variadas, pero adaptadas a su hábitat celeste?
Algunas pueden ser totalmente invisibles, otras traslucidas, otras opacas, y aun existir otras que puedan cambiar como un camaleón, de un color a otro, de una forma a otra, de la visibilidad a la completa invisibilidad, todo ello en un momento.
Una detallada elaboración de esta teoría a cargo de la condesa Zoe Wasilko-Serecki, de Viena, Austria, apareció en 1955 en el diario “Inconnue”, editado en Ginebra.
La condesa, mujer brillante y enérgica, ha ocupado por muchos años un lugar prominente en los círculos intelectuales europeos.
El artículo al que nos referimos, llamó la atención de Ivan T. Sanderson, el renombrado zoólogo y naturalista.
Escribiendo en 1957, Sanderson bosquejó la teoría de Wasilko-Serecki y agregó los resultados de su propia investigación, que sustentaba la posibilidad de que las extrañas bolas o luces enigmáticas pudiesen ser entes animados o subanimados.
En primer lugar, la condesa subrayaba las extrañas características de estas entidades: “Juegan a la mancha, bailan, son muy inquisitivos, ocasionalmente parecen “reproducirse” uniéndose en parejas, usualmente evitan contacto con el hombre, pero si se sienten acorralados se defienden con descargas de energía. Parecían tener un bajo nivel de inteligencia”
Si son formas de vida, equivalentes a las conocidas, pero no específicamente animales, vegetales o virus, ¿como es posible que puedan vivir en la atmósfera o mas arriba?
Ahora bien, los animales se alimentan de materia; las plantas se alimentan parcialmente de materia, en la forma de aire que respiran y del liquido que absorben, y en parte de energía proveniente del Sol. Por su parte, los virus en su mayoría parásitos, tienen su sustento en la materia; pero en algunos casos, por ejemplo los bacteriófagos, pueden ser al mismo tiempo cristales inanimados o coloides animados.
Relacionando estos hechos, la citada condesa sugirió la existencia de formas de vida que se alimentaban de energía pura, y que en su mayoría estaban compuestas de energía, concentrada alrededor de un núcleo o cuerpo de materia altamente atenuada.
Esos objetos-al decir de la Wasilko-Serecki-podrían ser inmensas esferas membranosas de fina composición, conteniendo silicones coloidales en una forma especial, dado que podrían asumir estructuras lenticulares cuando estuvieran estacionados. Estructuras en forma de pera, cigarros, husos, etc. U otras formas cuando se encontrasen en movimiento. Estos cambios de forma, observados en ciertas especies acuáticas, serian casi automáticos si consideramos que las mencionadas “criaturas espaciales” son probablemente masas parecidas a la gelatina, o virtualmente vacías, a excepción de su energía encapsulada. La forma de pera podría provenir a raíz de las bajas velocidades en un medio denso, y el huso se conformaría por las altas velocidades en un medio rarificado. Siendo esos seres pura energía, podrían brillar en la noche, y debido a su “piel” externa parecida a una membrana, brillarían como el aluminio lustrado durante el día.
Si tales criaturas existen, su hábitat natural seria, obviamente, el límite de nuestra atmósfera, donde los rayos cósmicos, fotones y otras formas de cruda energía, se encuentran en abundancia suficiente para poder abastecerlas. Al respecto, la condesa Serecki observó el tamaño de los entes vivientes en el medio líquido. Y notó como los animales de mayor tamaño, en los océanos de la Tierra, viven cerca de la superficie o sobre la misma, mientras que los mas pequeños habitan el fondo; esto dentro de una situación general, porque existen -por supuesto- excepciones.
Sin embargo, parece posible que las criaturas espaciales mas grandes, se encuentren usualmente mas allá de la atmósfera, mientras que las mas pequeñas se hallan mas cerca de esta.
Volviendo a nuestra comparación tendremos ahora en cuenta la diferencia de velocidades, según el medio en que se desarrollen.
Los animales que viven en la tierra, en madrigueras, se mueven lentamente. Los animales que se encuentran cerca de la superficie de los océanos, se mueven con mayor velocidad que aquellos que viven en el fondo. Pero las velocidades adquiridas en el aire son aun mayores.
Existen, por ejemplo, aves gigantescas que se desplazan a velocidades notables. Y los veloces e increíbles desplazamientos de estas extrañas luces en la noche, no serian incompatibles con la teoría de que algunas de ellas pudiesen ser formas vivientes.
Si se compara la vida actual existente en nuestros océanos, con la vida teóricamente atribuida al mar atmosférico, es razonable suponer que cuanto mas elevado es el medio de vida de los animales terrestres, mayor facilidad y velocidad de desplazamiento alcanzan estos.
Y es aquí donde surge la pregunta que se plantean los especialistas al respecto: ¿Si existen y habitan el inmediato espacio exterior, por que no se observan con mayor frecuencia?
Una respuesta es que normalmente vivirían tan arriba, que simplemente no resultan visibles, considerando el efecto de vacío que produce la luz al esparcirse en la atmósfera. Un enorme avión de cuatro turbinas, por ejemplo, en un nivel mucho menor, puede ascender tan alto que resulta imposible verlo. Los telescopios se enfocan a ciertos niveles atmosféricos menores, o bien mas allá de la atmósfera de la Tierra, sobre otros cuerpos celestes.
Por otro lado, un gran número de sorprendidos astrónomos, han observado pequeños objetos desconocidos atravesando el disco solar, lunar, o moviéndose entre los límites del alcance de un telescopio, y así lo han estado informando desde hace muchos años en diversas revistas científicas.
Otra respuesta es que esas criaturas puedan ser de una composición altamente atenuada, como dijimos, existiendo bajo la forma de vejigas de silicones coloidales.
Así se manifestarían más allá de los límites que alcanza nuestra mirada.
En ciertas condiciones, cuando se acercan a niveles mas bajos, podrían hacerse visibles debido a la mayor fricción en una atmósfera mas pesada, o quizás por la misma razón que los llamados “fuegos fatuos”, que aparecen a veces a lo largo de las alas y los propulsores de las hélices de un avión que vuela a través de un ambiente conductor de la electricidad.
Aun así, en niveles más bajos, esas criaturas permanecerían a menudo invisibles, como se hace evidente al plantearse las observaciones de radar. Veamos ahora el porqué de sus descensos a niveles más bajos, sobre todo, en años mas recientes.

El hábitat de la zona caliente.

La condesa de Zoe Wasilko-Serecki ha ensayado una respuesta al respecto. Ella dice que un análisis de las observaciones de estas supuestas criaturas, revela que se “agrupan” o presentan con más frecuencia en los países técnicamente más avanzados y alrededor de ciertos terrenos.
Estas zonas, usualmente, son áreas donde existe una fuerte concentración de instalaciones de energía atómica, plantas hidroeléctricas, transmisores de radio o televisión.
Otras observaciones se han producido directamente a lo largo de líneas rectas, que pueden ser alcanzadas por las transmisiones radiales que guían los aviones.
Si estos seres aéreos se alimentan de pura energía, y si ocasionalmente se desplazan a niveles más bajos, naturalmente serán atraídos hacia estos cursos “alimenticios”.
En los tiempos primitivos existía sobre la Tierra muy poca energía de este tipo, y por esta razón rara vez se molestaban en bajar.
En nuestros días estamos produciendo grandes cantidades de fuerza energética y la estamos enviando al aire, ofreciendo de esta manera una especie de “almuerzo gratuito” a estas criaturas.
John P. Bessor ensaya otro tipo de explicación: en un estudio de documentos históricos, Bessor encontró que la intensificación de estas extrañas observaciones coincidía con registros de periodos de tiempo muy inusuales durante el siglo pasado. Es aquí donde el mencionado investigador opinaba que los disturbios cíclicos solares o cósmicos que producen semejante clima “inusual”, podrían afectar a estas criaturas aéreas y forzarlas a buscar un lugar seguro en la atmósfera densa de los niveles inferiores.
De la misma forma que los peces bajan desde la superficie a las grandes profundidades para evitar tormentas o el intenso frío o calor.
En el comienzo de nuestra era espacial, estamos en los albores de la exploración de la atmósfera superior.
Desconocemos totalmente la forma en que la vida se ve influida por los rayos cósmicos (recuérdese que al efecto se llevaron cinco ratoncillos en el vuelo de Apolo XVII y otras radiaciones del espacio. O bien que efecto puede tener la descubierta “zona caliente” de los anillos de Van Allen.
Sobre nosotros, encima de nuestras cabezas, existe un mar bullente de energía electromagnética, que puede fluctuar o efectuar a veces descargas mortales. Estamos invadiendo esa región misteriosa con cohetes, satélites, globos sonda y explosiones atómicas que dan origen a nubes radiactivas.
No es sorprendente pensar que si esta región albergase algunas criaturas vivas, algunas de ellas, al ser perturbadas, descenderían a niveles más bajos para salvarse. Los cardúmenes de peces de nuestros mares, también emigran de las aguas turbulentas.
Al comentar el tipo de vida sugerida por la condesa Wasilko, Ivan Sanderson señala que resulta difícil trazar una línea entre lo animado e inanimado. El limite entre lo orgánico y lo inorgánico, se ha vuelto impreciso como resultado de los descubrimientos realizados en los últimos años. Existen ciertos bacteriografos que, como ya dijimos, literalmente viven en el límite. Existen cristales que nacen, crecen, se reproducen, están sujetos a enfermedades y mueren.
Entre los estados líquidos y sólidos de la materia, se encuentran los coloides. Sucede que, en sus diversas formas de existencia, ciertas combinaciones de elementos pueden amalgamarse. Esto produce sustancias aun más complejas, que terminan en lo que nosotros denominamos proteínas.
Con otras variantes y combinaciones aun más complejas, algunas de estas proteínas finalmente se transforman en protoplasma. La vida, así, podría ser considerada el cuarto estado de la materia.
Pero justamente porque la vida tal como nosotros la conocemos, existe solo entre límites de ebullición y congelamiento del agua, no hay razón para creer que otras formas no pudieran vivir en ambientes o temperaturas extremadamente altas o bajas.
El mero hecho de que nuestros cuerpos se fundamenten en hidrogeno y carbono, no significa que la vida no pudiese basarse en otros elementos; incluso podría ser cristalina. Las entidades animadas no necesitan ser sólidas, podrían muy bien ser liquidas, gaseosas o compuestas de fuerzas. Con nuestro limitado conocimiento, no podemos exponernos a ser dogmáticos en relación a lo que es la vida o las condiciones en las cuales esta puede existir.
Sanderson concluye: “Nosotros podemos ver tan arriba como algunos de nuestros instrumentos nos lo permiten, y también mas allá de ciertos puntos con otros. Podrían existir incontables multitudes de cosas que están zumbando allá arriba y que no podemos percibir porque nuestros ojos son sensibles a un único y limitado segmento del espacio total”

Los conglomerados de la vida

John M. Cage, anciano científico e inventor, de Montlcair, New Jersey, proyectó y construyó numerosos aparatos detectores y reductores electrónicos para el Almirantazgo Británico y para la División de Proyectos Bélicos de los Estados Unidos.
En relación con los “foo-fighters”, Cage coincide, en términos generales, con la condesa Wasilko, pero nos entrega bases científicas más detalladas que fundamenten tal aseveración.
Teoriza Cage que el universo entero esta penetrado de una sola energía, llamada electricidad negativa, y considera que esta fuerza energética es la única que existe, pues lo que llamamos carga positiva es solamente la ausencia de carga negativa. Para el citado científico, el poder resultante de un movimiento de electricidad negativa hacia áreas positivas, crea campos electrostáticos alrededor de todos los cuerpos celestes.
Sugiere que estas entidades sean “conglomerados de vida” (o campos de vida) de una composición altamente tenue, cargada mediante la alimentación energética en forma de electricidad negativa. Se generarían de la misma forma que otros seres vivientes, pero “representan una forma de vida que diverge del proceso de evolución de este planeta en una edad tan temprana, que no caen dentro de ninguna categoría predeterminada y establecida para la clasificación de formas de vida terrestre mas comunes.”
Esta divergencia les proporciona un entorno y un desarrollo evolutivo que podrían volverlos incapaces de sobrevivir en áreas de alta gravedad durante periodos muy largos.
Al tener un mecanismo natural para la absorción de cargas negativas, podrían sobrecargar sus sistemas y así iniciar sus fantásticos giros para descargar la energía excesiva.
Pero su accionar también señala actitudes inteligentes.
Siguen a veces a los aviones, parecen “jugar” en el cielo y demuestran cierta curiosidad por cosas y elementos terrestres.
Las teorías de Wasilko y Cage explican sus vuelos incoherentes, el porqué aparecen y desaparecen y además, por que pueden adoptar tantas y tan diversas formas, tamaños y colores diferentes.
También estos teorizadores han explicado el fenómeno observado de una forma gigante y otras pequeñas que giran a su alrededor, como una “conducta común en los marsupiales”.
Gran cantidad de testigos presenciales han constatado efectos electromagnéticos tales como el giro de las agujas de la brújulas, la disminución o la extinción temporal de la energía eléctrica en automóviles, el paro del funcionamiento de maquinas, obstrucciones en los radares, interferencias en radio y televisión, magnetización de los relojes y objetos metálicos. Los efectos físicos sobre el cuerpo de lo observadores incluye: taquicardia, sensaciones de picazón, parálisis parciales y algunos casos de quemaduras en grados menores.
Esto es lo que se sabe de las extrañas luces en la noche, llamadas por algunos “ángeles del radar” o “nubes vivientes del cielo”. Un enigma que existe en el firmamento.
Las “coléricas” medusas del espacio. Si. Podemos afirmar que “algo” vive y existe “allá arriba”. Algo vivo, inquisitivo, cuya presencia perturba los limites de la razón.


LOS AUTORES:


Alejandro Vignati nace en Buenos Aires en 1934, en la provincia de Buenos Aires (Argentina). Residió en Brasil a partir de 1961, done actuó como Asistente del Sector Cultural de la Embajada Argentina. En 1965 viajó a Perú, donde realizó el guión del film de largo metraje “Taita Cristo”.
Luego de dos años en ese país, regresó a Argentina. Dirigió el corto metraje “Kosice” sobre la obra del escultor del mismo nombre, que compitió en el II festival Internacional de Ciencia Ficción, en Trieste. En Buenos Aires dirigió durante tres años la revista 2001, periodismo de anticipación.
Colaboró con Andreas Faber Kaiser en “Mundo Desconocido”.
Murió en circunstancias aun no aclaradas en un hotel de Caracas.


Andreas Faber-Kaiser (1944-1994), autor especializado en la investigación de aspectos de nuestra historia que los poderes establecidos intentan ocultar, obtuvo en 1972 el Premio Nacional de Astronáutica «Julio Marial». Fue director y editor de la revista «Mundo Desconocido», prestigiada en su momento a nivel mundial como una de las tres primeras publicaciones en su género, y galardonada en 1980 con el premio «Secinter» a la mejor revista especializada. En verano de 1988 presentó en Catalunya Ràdio el programa «QUÈ VOLEN AQUESTA GENT?», ciclo dedicado a la problemática extraterrestre y de los objetos volantes no identificados. Desde su fundación en 1989 y hasta mayo de 1992 fue coordinador internacional de la revista «Más Allá de la Ciencia» —La revista de mayor difusión a nivel mundial en el campo de las paraciencias—, de la que también fue Consejero Editorial, cargo que ocupó igualmente en JC ediciones S.A. De 1988 a 1994 dirigió, realizó y presentó en Catalunya Radio el programa de temática esotérica «SINTONIA ALFA» alternado con el programa especial «ARXIU SECRET».
Sus viajes de investigación le llevaron a buena parte de Europa, Asia, América y Oceanía, habiendo representado a España en congresos internacionales celebrados en España, Alemania, Croacia, México y Costa Rica. En agosto de 1992 abrió como primer ponente el Curso Especializado de Extensión Cultural «Grandes enigmas: los OVNIs», organizado por la Universidad Complutense de Madrid, y que constituyó el primer curso de Ufología celebrado en una universidad española.

Para mas información sobre A. F. Kaiser,visiten esta dirección:

http://personal.telefonica.terra.es/web/fir/index.html


Espero que hayan disfrutado de la lectura de este artículo.
No se olviden de visitar el Blog FOTOS RARAS.
Un saludo para todos.
Héctor.